Puerta Trasera

El mini basquet es... diferente... los chicos realmente van a divertirse, no compiten prácticamente. A la mayoría de los chicos se les permite cosas que a otros de categorías superiores no; errores conceptuales, de juego, las notorias diferencias físicas... en fin, parece otro deporte. 

Sin embargo, si algo no cambia a medida que se va aumentando de categoría, es de disfrutar del juego.  De disfrutar de la amistad.

Hace poco volví a "entrenar" a chicos de entre ocho y doce o trece años (a veces más, a veces menos, en esos momentos depende más de las ganas del chico de jugar). Todavía no crecieron, todavía se ríen de cualquier cosa, se pelean y se amigan en segundos. Se golpean, se sacan las zapatillas y las cuelgan por ahí. Juntan entre todos plata y compran algo. Comen todos del mismo paquete de galletitas y toman todos del pico de la misma gaseosa. Juegan durante horas y horas sin parar. Alguno, que es el que le interesa saber más te pregunta cómo tirar como lo hace uno y está bárbaro enseñarles, les gusta y generalmente se prenden todos. 

Hay momentos e imágenes que me recuerdan a mi y a mi grupito de amigos de aquella época y que al día de hoy siguen siendo mis amigos (hoy uno juega al rugby, otro es bajista, otro maneja a la novia (?) y yo, bueno, que otro diga lo que soy... otros tienen hijos y no tienen tiempo). Exactamente igual, no cambió nada. Si el juego no cambia, sus efectos tampoco.

También vi a aquellos que fueron mini antes, que ya son cadetes y algunos hasta son juveniles. Saben jugar, hay algunos errores pero le ponen ganas, las mismas ganas de disfrutarlo. Ahora hasta se animan a desafiarme, a querer jugarme de igual a igual. Todavía les falta, todavía saco ventaja, pero ya se animan a tirarme una puerta trasera, dejarme pagando y sorprendido. Bien, aprendieron bien, ya pueden competir.

Cuándo pasó el tiempo?!

Por qué dejé de estar ahí?

Cuándo, cuánto, dónde y por qué cambió mi juego?

Preguntas que me hago.