Lluvia, no podía ser de otra forma. Su sonido, su susurro es suficiente para calmar la agonía de las luces y los ruidos, porque otra palabra no puede existir para aquellos. El sumbido de estas letras no marcan más que el final de la era, el final de un mundo equivocado y de una historia total, completa.
Los tres pilares ocupados, esa columna, el respaldo de la reflexión, la mirada a las miradas, la hostilidad junto a la ignorancia del mezclado bordó. Un suelo habitual, hoy con un vacío consecuente de otro mundo, no tan lejano; ni la perla está, aquella, la tan codiciada joya. El ruido confundido, el que marca la liquidación formal, el fantástico final.
La caída de un grande, sin lugar a dudas.
Nos vemos
Los tres pilares ocupados, esa columna, el respaldo de la reflexión, la mirada a las miradas, la hostilidad junto a la ignorancia del mezclado bordó. Un suelo habitual, hoy con un vacío consecuente de otro mundo, no tan lejano; ni la perla está, aquella, la tan codiciada joya. El ruido confundido, el que marca la liquidación formal, el fantástico final.
La caída de un grande, sin lugar a dudas.
Nos vemos
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