Como ya conté muchas veces (aunque el público se renueva. No en este blog jaja) vuelvo a mi casa caminando desde mi trabajo.
Vivo en el barrio de Congreso y mi trabajo está por Puerto Madero. Serán unas 30 cuadras (o un poquito más). Sería una buena idea la bicicleta, pero las calles de Buenos Aires no trata bien a las cubiertas, ya sean de autos, de motos, de bicicletas o de los carros de gente que recolecta cartones en la calle. No perdona a nadie. Entonces, me sale más barato y más placentero (en la medida que te deja la ciudad), caminar. Es mejor esquivar baldosas rotas, a veces caminar por la calle por obras, andamios, caminar por la calle directamente en los días de lluvia porque las baldosas flojas te mojan más que la mismísimas gotas de lluvia, las viejas con paraguas y un largo etcétera.
No parece un buen negocio, pero créanme que lo es.
Los días nublados, como estos de otoño, las nubes corren un poquito más rápido.
Cuando era chico, también recorría las mismas zonas que recorro hoy. Las nubes parecen ser las mismas. La diferencia es que les hacía carreras a las nubes. Las corría. Si, una vez casi me atropellan, pero valía la pena. Andá a saber lo que me pasaba por la imaginación en ese momento. Me gustaría recobrarla un día. No por la nostalgia de la imaginación sin límites de esa época, sino para darme una explicación genuina a la gente que se ponga nerviosa por ver a un tipo correr por las calles y las veredas mirando al cielo.
2 comentarios:
tengo una entrada desde hace rato archivada con el mismo nombre, me fascinan las nubes.... no las corro, pero las fotografío bastante....
hago casi el mismo recorrido que vos, bah el mismo, pero desde mas cerca.... bajo por Belgrano, caminando también....
nos daremos cuenta un día del otro? en fin, salu2 master....
Son lo más las nubes, algo que vemos y cuando nos acercamos, se desvanece.
jaja qué loco!! Por Belgrano volvía antes, cuando vivía por mi querido barrio de Once (o Balvanera para el que no sabe).
Abrazo!
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